incesante viento el que se los lleva,
atardecer remoto el que los devora.
Palabras amargas, expresiones absurdas ahora marchitas,
acciones cobardes, respuestas comunes.
Verano miserable el de aquel entonces.
Estremecedor alarido, como un perro herido,
cuyas huellas halladas
extrañamente desoladas.
Esquivando aquellos argumentos
me ahogo por momentos;
naufragio irremediable,
putada incurable.
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