cuarto olvido

Un leve escalofrío recorre mi cuerpo; desde los pies a la cabeza, como una especie de instinto, llámalo premonición, de algo futuro y pasajero que me desagrada y que fuera a producirse en un breve instante. Giro la cabeza y recorro cada forma rectangular, cada forma redonda u ojival de la calle que pueda recordarme a ti, cada rincón, hasta el más escondido y oscuro, pero tú no estás allí, lo que me supone un alivio (te sorprende ahora?). Percibo detenidamente como el tiempo se detiene a mí alrededor pero que a la vez transcurre sin cesar, más rápido, acechando cada pensamiento y cada recuerdo. Veo gente con uniformes de trabajo, otros saliendo de las tiendas más prestigiosas del centro de Barcelona, y otros simplemente aislados de la sociedad con su música, mientras caminan sin rumbo aparente, pero tú sigues sin estar entre ellos, ninguno se asemeja a ti. Entonces porqué me siento así? Porqué me siento tan pateado, como si hubieras escupido en mi cara y luego te hubieras deshecho de mí, convirtiendo lo nuestro en una cabronada. No, mejor, cuál es mi rumbo? Estupideces, yo no entiendo de eso, ni de poetas, ni de historias de amor, yo ya no creo en ello, perdí la fe hace mucho tiempo y dudo mucho que alguien pueda volver a retomármela. Cuando por fin el sol consigue escapar de su cárcel prisionera, de aquellas nubes que lo forzaban a sentirse triste y solo vuelvo a notar aquello de antes. Entonces veo alguien con el pelo castaño y brillante, suave y precioso, aquel pelo tan perfecto y con aquel olor tan específico en ti. Pero ahora me di cuenta de que quien estaba a tu alrededor no era yo, si no aquel individuo de metro setenta que no paraba de recorrer tus brazos, tus manos, tu cuello, tu boca y entonces me siento más inútil e impotente que antes. Ahora veo aquel momento en un segundo plano, como si aquellas acciones inmorales que antes eran cometidas por mí, ahora sean reemplazadas por él.. Camino por la calle, indago en el pasado. No, mejor dicho: corro por la calle destrozando todo lo que se antepone a mi paso. Botellas de cristal, contenedores viejos, espejos, todo lo que me recuerda a ti y me duele, cuando por fin caigo rendido frente a una puerta; No hay salida, la calle está cortada y mi corazón también, esta vez me marcho para no volver.